A lo largo de nuestra vida experimentamos diversos cambios, situaciones complicadas o decisiones importantes. Aunque algunos de estos momentos pueden ser emocionantes y motivadores, otros nos enfrentan a un estado de estrés o ansiedad.

Muchos adultos tendemos a ver el mundo de los niños como algo feliz y sin preocupaciones, ya que pensamos que si en la infancia no existen deudas que pagar, problemas de pareja, jefes autoritarios o trabajos que conservar, ¿qué más puede preocuparlos?

¡Error! Los niños, incluso los más pequeños pueden tener preocupaciones y sentir estrés en cierta medida. Lo que sucede realmente es que ellos responden de forma diferente a los adultos, y esta respuesta varía también de acuerdo a sus personalidades individuales y habilidades de afrontamiento. Por eso es importante aprender a reconocer las señales de estrés infantil para identificar sus posibles causas y así encontrar estrategias que ayuden a reducirlo.

¿Cuáles son las causas del estrés infantil?

causas del estres infantil

Ante la falsa idea de muchos adultos de que los niños no tienen ninguna preocupación realmente trascendental, es fácil caer en una indiferencia ante sus emociones. Sin embargo, algunas cosas que para la gente mayor no representarían un problema, para los niños puede ser un factor para provocar el estrés infantil:

Situaciones externas. Los niños pueden resentir los problemas que suceden en su entorno, más allá de que pasa en sus propias vidas. Por ejemplo, escuchar hablar sobre problemas de trabajo o la enfermedad de algún familiar, podría repercutir de forma negativa en ellos.

Exceso de actividades. Existen niños que tienen demasiadas actividades que no pueden tener tiempo de relajarse o jugar recreativamente después de la escuela. Debemos tener cuidado de que las actividades extracurriculares los ayude a distraerse, lejos de hacerlos sentirse sobrecargados.

Tensiones en el hogar. Presenciar discusiones entre sus padres o que estén pasando por un divorcio, la discordia familiar o los problemas financieros, puede ser abrumador para un niño y ser una de las causas de estrés en niños.

Grandes cambios en su vida. Enfrentarse a un gran cambio es difícil para todos, pero especialmente en la infancia cuando su mundo se construye alrededor de lo que ellos conocen. Mudarse de casa, la presencia de una nueva pareja de alguno de sus padres e incluso un evento que para cualquiera debe ser feliz, como la llegada de otro hermanito son situaciones complicadas de asimilar para los niños.

Ambiente académico. La escuela es otra fuente de preocupación. No solo las tareas, exámenes, calificaciones y actividades escolares pueden estresarlos, sino que pueden estar nerviosos por hacer amigos, llevarse bien con sus maestros o incluso estar lidiando con ser acosados por sus compañeros.

¿Cómo reconocer el estrés infantil?

El estrés es una respuesta física, mental y emocional a eventos desafiantes o cambios impredecibles. Está presente en la vida de todas las personas, incluidas las más pequeñas. Si hablamos de los últimos años, por ejemplo, la situación mundial nos ha obligado a enfrentar muchas situaciones nuevas, cambios inesperados y momentos de conflicto.  Los cambios en las rutinas escolares o actividades recreativas, mudanzas, padres que se quedaron sin trabajo e incluso las preocupaciones sobre su salud o la de sus seres queridos, pueden ser factores detonantes del estrés en niños.

señales de estres infantil

Si bien no es fácil reconocer las señales de estrés infantil, hay algunos signos que nos indican que algo no anda bien y nos permiten detectar estrés infantil:

Cambios de comportamiento a corto plazo

Los cambios repentinos de humor, un mal comportamiento y las alteraciones en los patrones de sueño pueden ser señales de estrés infantil. Otros signos pueden darse cuando un niño que antes prestaba atención de repente está disperso o un niño que alguna vez fue activo se vuelve más sedentario.  

Desarrollo de un nuevo hábito nervioso

Algunos niños pueden adquirir nuevos hábitos que antes no tenían, por ejemplo, los más pequeños pueden comenzar a chuparse un dedo, hurgarse la nariz o morderse las uñas mientras que los niños un poco más grandes pueden mentir o intimidar. Todos estos nuevos hábitos pueden ser una proyección del estrés que están sintiendo.

Arrebatos emocionales o irritabilidad

Sobre todo en los niños que no siempre pueden expresar verbalmente cómo se sienten, a veces toda la tensión se convierte en irritabilidad y mal humor y comienzan a tener arrebatos emocionales que no son acordes con su comportamiento anterior o situación actual.

Problemas para dormir

El miedo y las preocupaciones pueden manifestarse al momento de dormir como problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidos. También pueden dormir más de normal o tener pesadillas recurrentes.

Aislarse de los demás

Al estar pasando por la situación que les causa estrés, los niños pueden querer estar más tiempo solos, aislarse y dejar de interactuar con los demás, incluso con familiares y amigos.

Mal desempeño académico

Un déficit en el desempeño académico puede ser otro signo de estrés infantil, ya que se les hace difícil concentrarse durante las clases o al hacer la tarea.

Dolores de cabeza o estómago frecuentes

Los cuerpos de los niños que están bajo estrés liberan la hormona de cortisol en la sangre. Esto puede provocar síntomas físicos como dolores estomacales o de cabeza.

Actitud de desafío u oposición

Los niños estresados se pueden sentir abrumados o enojados y buscan formas de salir de la situación que los incomoda, lo que puede conducir a comportamientos desafiantes y que comiencen a oponerse a peticiones sencillas.

Cómo manejar el estrés en los niños

Es un hecho que los niños, al igual que las personas adultas, pueden enfrentarse a situaciones estresantes, pero muchas veces no comprenden lo que realmente les está sucediendo. El estrés infantil se siente diferente, incómodo, impredecible y hasta aterrador para ellos.

reducir el estres infantil

Algunas estrategias sobre cómo manejar el estrés en los niños para que no afecte su vida son:

Establece rutinas

Cuando se están enfrentando a muchos cambios al mismo tiempo, es bueno que los niños tengan algo que sea igual la mayor parte del tiempo. Las rutinas son importantes para brindar estructura y apoyo; comienza con un nuevo hábito a la hora de dormir o esforzarte para cenar juntos algunas noches a la semana.

Estimúlalos a realizar actividades físicas

Hacer actividades físicas puede ayudar a calmar los nervios, ansiedad y estrés en las personas de cualquier edad. Se recomienda hacer al menos 60 minutos diarios de actividad para niños de 6 a 17 años. Si hay además alguna actividad que antes realizaban y por la pandemia dejaron de hacerla, podría ser de gran ayuda que vuelvan poco a poco a sus actividades anteriores.

Juega con ellos y encuentra el humor en familia

Reírse, más que levantar los ánimos, activa y alivia la respuesta del cuerpo al estrés. Encuentra formas de reírte con tus hijos. Jugar con ellos también puede ayudar a reducir el impacto que el estrés causa a tu hijo y a ti mismo.

Promueve una buena nutrición y hábito de sueño

Cuando están cansados o hambrientos, es difícil que los niños estén contentos. Asegúrate de incluir una combinación de frutas y verduras, cereales integrales y proteínas magras para que se mantengan satisfechos y concentrados. Además la falta de sueño desencadena reacciones exageradas o arrebatos emocionales, sigue una rutina a la hora de dormir para asegurarte que duerman lo suficiente todas las noches.

Dales tiempo para divertirse con lo que les guste

Los niños y adolescentes necesitan tener tiempo para hacer lo que les cause felicidad. Toma en cuenta que así como hay algunos niños que les gusta estar activos saltando de una actividad a otra, hay otros que lo que necesitan es tiempo de inactividad, o realizar pasatiempos creativos.

Salir al exterior

Pasar un tiempo en el espacio exterior y tener contacto con la naturaleza ayuda a combatir el estrés y mejorar nuestro bienestar general. Hay investigaciones que demuestran que las personas que viven en espacios verdes sufren menos de depresión, ansiedad y estrés.

Qué hacer como padres

que hacer como padres contra el estres infantil

Lo mejor que se puede hacer como padres y cuidadores para reducir el estrés infantil es ser sus observadores activos. Detectar las señales y comprenderlos, y por supuesto, nunca minimizar sus sentimientos.

Si detectas algún cambio negativo en un niño, trata de hablar con él sobre lo que le preocupa, qué piensa o qué está pasando en su vida. A veces les cuesta expresarse porque para ellos es un sentimiento difícil de explicar; si no quiere o no puede hablar del tema pero sabes que algo está mal, no lo presiones. Hazle saber que estarás disponible cuando él se sienta listo (si el problema persiste y tu hijo se muestra renuente a hablar, consulta con un especialista).

Otra medida que puede ayudar, es dejar que los niños sean solucionadores de problemas. Cuando los adultos intervienen siempre para resolver todos sus problemas por más pequeños que sean, los niños no tendrán la oportunidad de desarrollar sus habilidades de afrontamiento saludables. Deja que traten de solucionar los problemas mínimos para que adquieran la confianza de poder lidiar con los factores estresantes más graves.

Fomenta un consumo digital inteligente. Actualmente los niños pasan demasiado tiempo en línea, y pueden encontrarse con contenido cuestionable, acoso cibernético, noticias amarillistas. Los padres pueden ayudar enseñándoles qué información y páginas pueden consumir y limitando el tiempo de pantalla.

Los pensamientos como “soy terrible en la escuela”, “no puedo hacerlo”, “odio mi cabello” pueden llevar a sentimientos de estrés y ansiedad. Los niños y adolescentes pueden caer fácilmente en el pensamiento negativo.

Cuando tengan pensamientos de este tipo, no te limites a no estar de acuerdo. Ayúdalos a reflexionar sobre lo que están pensando y a recordar todas las veces que trabajaron duro y mejoraron. Enmarcar las cosas de forma positiva les ayudará a desarrollar resiliencia al estrés.

Muchos niños tienen dificultades que como adultos no siempre podemos comprender. Son notables observadores y su entorno, las personas y las cosas que pasan a su alrededor tienen un gran impacto en ellos. Comencemos a tener más empatía con nuestros menores y no olvidemos que antes de tener infancias felices, primero debemos construir infancias sanas y libres. 

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