La hormona sexual que ayuda con el corazón, cerebro, huesos y el estado de ánimo.

Seguramente has escuchado sobre el estrógeno y cómo tener niveles bajos puede traer consecuencias en tu cuerpo, en especial durante la perimenopausia y posmenopausia. Por ejemplo, puedes presentar sofocos, aumento de peso y sequedad vaginal.

Sin embargo, esta hormona no es del todo mala. De hecho, tiene algunos efectos secundarios positivos, como proteger el corazón y el cerebro, mejorar la masa muscular, el estado de ánimo y la vida sexual.

En este artículo explicamos qué es, cómo funciona el estrógeno y cuáles son sus beneficios.

¿Qué es el estrógeno?

El estrógeno es la hormona responsable de muchas funciones en tu cuerpo. En las mujeres de nacimiento, ayuda a desarrollar y conservar el sistema reproductivo y ciertas características como senos y vello púbico.

Esta hormona es secretada por los ovarios y regula el ciclo menstrual durante la edad reproductiva.

¿Para qué sirven los estrógenos?

Tus niveles de estrógeno se elevan conforme se llega a la pubertad. Después, cada mes, a medida que se elevan sus niveles, su revestimiento uterino se dispone para  fertilización. Cuando esos niveles bajan, empieza la menstruación. 

A medida que envejeces, tus niveles de estrógeno empiezan a reducirse, lo que conduce a la menopausia, que marca el final de los años reproductivos. Conforme envejecemos, se reduce la función ovárica y el número de sacos de óvulos disminuye en los ovarios. Eso reduce los niveles de estrógeno. Es un proceso de envejecimiento normal.

Beneficios del estrógeno

El estrógeno es conocido principalmente por ayudar con el sistema reproductivo, pero los estudios ahora muestran que además ayuda a casi todos los sistemas de órganos.

beneficios del estrogeno

Protege tu corazón

La hormona del estrógeno es buena para el corazón, mantiene el tejido cardiovascular sano. Además ayuda a conservar estable la presión arterial. Y cuando tus niveles son altos, ayuda a conservar los triglicéridos (un tipo de grasa) en la sangre bajos, eleva el colesterol bueno (HDL) y disminuye el colesterol malo (LDL).

El lazo entre el estrógeno y el corazón aun se está estudiando. Por ejemplo, las investigaciones han comprobado que la enfermedad cardíaca aumenta en las personas que se someten a una ooferotomía bilateral (extirpación de ambos ovarios) previo a la menopausia.

Protege tu cerebro

El estrógeno ayuda a mantener el flujo sanguíneo correcto. Además protege contra la inflamación y la enfermedad. También puede ayudar con la memoria y las habilidades motoras finas.

Si has sufrido niebla cerebral, es decir, te resulta difícil concentrarte o perder tu línea de pensamiento, los bajos niveles de estrógeno pueden ser los culpables. Pero los estudios prueban que la niebla cerebral aumenta luego de la menopausia, aunque no está claro del todo si tiene que ver con esta hormona.

Una investigación muestra que conforme más tiempo esté expuesto un individuo a esta hormona, mejora su salud a medida que envejece.

Mejora la masa muscular y la densidad ósea

Esta hormona igual juega un papel fundamental en el crecimiento de los huesos y la mejora de la masa muscular.

Apoya en la protección contra la osteoporosis, una condición de salud en la que los huesos se debilitan y se vuelven quebradizos por la pérdida de tejido.

En la menopausia, la masa ósea disminuye debido a la reducción de estrógeno y los hace débiles y frágiles con una mayor tendencia a romperse fácilmente.

Mejora tu estado de ánimo

Los cambios de humor que se obtienen justo antes de comenzar tu ciclo menstrual pueden provocarse por los niveles cambiantes de estrógeno.

Se conoce que el estrógeno apoya manteniendo niveles regulares de serotonina (las hormonas para sentirse bien) y ayudan a la efectividad de las endorfinas. Inclusive puede ayudar a la protección y  promover el crecimiento de los nervios.

Pero los investigadores aun están intentando averiguar si tener niveles bajos o altos de estrógeno puede repercutir en tu estado de ánimo

Mejora la actividad sexual

El estrógeno es una hormona vital cuando hablamos de la vida sexual. Ya que permite que la vagina esté lubricada para que la relación sexual sea más agradable.

Cuando hay bajos niveles de estrógeno, las paredes vaginales se adelgazan y producen menos lubricante.

A lo largo de la menopausia, la elasticidad de la vagina va a disminuir, haciendo que las relaciones sexuales puedan ser más dolorosas. Por fortuna, existen cremas o lociones vaginales que pueden ayudar.

¿Deberías tomar estrógeno?

Tu médico puede ayudarte a dirigirte hacia la respuesta correcta. Los análisis de sangre, pueden confirmar si tus niveles de estrógeno son bajos, pero no se le considera en la menopausia hasta que no haya tenido un ciclo menstrual durante todo un año.

A lo largo de este tiempo puede experimentar:

  • Sofocos
  • Sudores nocturnos
  • Humor
  • Sequedad vaginal

Tu médico puede recetarte terapia de reemplazo hormonal, ya que apoya a complementar el estrógeno. La progesterona, es otra hormona que apoya en el sistema reproductivo, que igual se puede añadir si no te has sometido a una histerectomía.

El estrógeno se puede administrar mediante medicamentos orales, parches, gel, crema o aerosol. De igual forma, hay distintas cantidades que puedes tomar. Un profesional de salud trabajará contigo para conseguir la dosis correcta.

Si bien es cierto que existen preocupaciones sobre la terapia de reemplazo hormonal por provocar un mayor riesgo de cáncer de mama, diabetes o enfermedades cardiovasculares, la investigación actual muestra que puede tener beneficios si la terapia se inicia a tiempo.

Si experimentas sofocos y sudores nocturnos, hay una teoría llamada teoría del tiempo, que dice que debes empezar la terapia de reemplazo hormonal tan pronto estés en la menopausia. En este momento, los beneficios superan el riesgo.

Pero si esperas 10 años después de la menopausia para empezar la terapia de reemplazo hormonal, aumentan los riesgos de sufrir cáncer de mama, trombosis venosa profunda, accidente cerebrovascular y otros, superando los beneficios.

Si bien es importante saber los riesgos, hablar con un profesional de salud ayuda a determinar el mejor camino a seguir.

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